Eloy es un joven de León, Guanajuato, el cual está motivado para hacer tres viajes, que son sus principales sueños. De esta manera, Eloy cree que aprendería, disfrutaría y amaría. Un viaje es una analogía de la vida, ¿no? ¿Un viaje puede responder preguntas importantes? Si la vida es movimiento, ¿acaso viajando no la viviría uno? La travesía de un soñador trata sobre la vida en general, sobre la cultura y la resiliencia, sobre aquello que nos puede motivar a vivir, sobre el amor familiar, el de amigos, el pasional y el propio, sobre el amor a la vida y a las emociones.
Nunca sabré si esta literatura es real o ficción, o dónde se dibuja esa línea, y eso es precisamente lo que me cautivó. La narrativa de Eloy es tan fluida e interesante que empecé a confundir mi identidad con la suya al grado de que hoy podría recordar anécdotas de mi adolescencia que le ocurrieron a él y no a mí. También enriquecen las referencias culturales, como las películas, lugares, actividades, pero sobre todo la música. Este libro debería tener su propia lista de canciones en Spotify. La travesía de un soñador me dejó una sonrisa que espero que nadie me borre en mucho tiempo. De hecho, no recuerdo la última vez que reí y sufrí en voz alta como con este escrito.